miércoles, 8 de febrero de 2012

Penélope


Penélope,
tristes a fuerza de esperar,
sus ojos parecen brillar
si un tren silba a lo lejos.
Penélope,
uno tras otro los ve pasar,
mira sus caras, les oye hablar,
para ella son muñecos.
Dicen en el pueblo que el caminante volvió,
la encontró en su banco de pino verde.
la llamó: "penélope, mi amante fiel, mi paz,
deja ya de tejer sueños en tu mente...
mírame, soy tu amor, regresé..."
Le sonrió
con los ojos llenitos de ayer,
no era así su cara ni su piel:
"tú no eres quien yo espero..."
Y se quedó
con su bolso de piel marrón
y sus zapatitos de tacón
sentada en la estación


Diego torres-Penélope