Me gusta por ser mi mejor amigo, me gusta por que lo conozco y me conoce.
Por que me dice: fea, horripilante, chaka y que me odia mientras me mira con demasiada ternura, y por que es tonto y no me puede decir lo que realmente piensa de mi...
Por que a pesar que apenas somos novios, siempre sentí, y siento esa paz, y el saber que solo me río de esa manera a su lado y el a mi lado.
Por que nunca se fue de mi lado aun cuando le toco ver cada uno de mis demonios y mis errores en los que andaba cayendo, y se quedo a ver como podía ayudarme en las peores crisis de mi vida, nunca juzgo mis decisiones y me dejo llorar, gritar en su hombre. Ayudándome a ver lo mejor de mi y sacar el veneno que andaba corriendo por mis venas.
Por que me regalo la mejor sonrisa de el en cuanto me conoció, recuerdo que hablamos de el harlem shake y que seria de lo más divertido hacer uno en la biblioteca.
Por la extraña forma en que nos sudan las manos cuando las unimos para andar por la vida.
Por que es real, por que lo veo sin anestesias o ilusiones de el sera eso, Sé quien es y me gusta así.
Por que me quita mis lentes fingiendo que quiere ocultar su narizota pero solo es un pretexto para ver mis ojos.
Por que no queremos cosas normales, tenemos sueños mutuos sin saber que los teníamos, somos demasiado similares en la forma de pensar, y actuar pero en la comida somos los polos del planeta.
Por que es negativo y pesimista, y yo demasiado positiva y a su lado yo suelo poner mis castillos en el aire en el suelo y la realidad, y el deja de ver lo negro de la vida y le presto un poquito de todos mis colores, me gusta que juntos somo un equilibrio muy bueno.
Por que no necesito ser alguien que no soy. A eso me refiero con que es real.
Por que me escucha y no lo importa que hable mucho, y a veces no pueda pararme la bocota de tanto hablar y hablar, sé que le gusta quien soy aun que sea algo parlanchina.
Me gusta por que es mi mejor amigo y somos como el Yin yang.
Había una vez una niña que dibujaba los colores del cielo, por más que buscaba la tonalidades perfectas nunca lo conseguía con sus acuarelas, un día se corto un dedo por accidente y salieron una pequeñas gotas de sangre que mancharon su lienzo, descubrió que las tonalidades de sus acuarelas cambiaban con su sangre y hacían colores perfectos. Quiso descubrir que sí con la sangre de los de más también modificaba las acuarelas, Así que primero lo hizo con su pero, luego con su gato, luego sé quedo huérfana, pero consiguió colores cada vez más reales y vividos...
