No podía dejar de amarla porque el olvido no existe
y la memoria es modificación,
de manera que sin querer
amaba las distintas formas bajo las cuales ella aparecía
en sucesivas transformaciones
y tenía nostalgia de todos los lugares
en los cuales jamás habíamos estado,
y la deseaba en los parques donde nunca la deseé
y moría de reminiscencias por las cosas
que ya no conoceríamos y eran tan violentas e inolvidables
como las pocas cosas que habíamos conocido.
-Cristina Peri Rossi, Reminiscencia.
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